Robert Hare y los psicópatas

http://www.abc.es/20070319/prensa-sociedad-sociedad/sociedad-puede-defenderse-psicopatas_200703190303.html

Robert Hare: «La sociedad no puede defenderse de los psicópatas, son ellos los que hacen las reglas»

POR JOSÉ MANUEL NIEVES. MADRID.
Sonríe Robert Hare. A menudo y como mirando hacia otra
parte, con la sonrisa levemente amarga de quien ha visto mucho, quizá
demasiado, pero a pesar de ello no ha conseguido que su mensaje termine
de calar. Los psicópatas no son solo los fríos asesinos de las
películas. Están en todas partes, viven entre nosotros y tienen formas
mucho más sutiles de hacer daño que las meramente físicas. Los peores,
dice, llevan ropa de marca y ocupan suntuosos despachos, en la política
y las finanzas. La sociedad no les ve, o no quiere verles, y consiente.
-¿Por qué parece que en ciertos países hay más psicópatas que en otros?
-No es cierto. Es un problema universal, igual en todas
partes, solo que en algunos países se tolera más. Por ejemplo, en
Sudán, matar se considera un comportamiento aceptable. Incluso en
Estados Unidos, comportamientos que hace 15 años no se aceptaban, ahora
sí. Comportamientos claramente psicopáticos y que aparecen
continuamente en el cine y la televisión. Violencia, maldad,
premeditación, sangre fría, falta de remordimientos…
-¿Es la falta de empatía el elemento clave de la psicopatía?
-Sí. La empatía es una característica humana y se puede
representar en una curva. La mayoría estamos en el centro. Y ambos
extremos son malos. Tampoco es buena demasiada empatía. La naturaleza
nos ha dado la capacidad de conectar. Pero los psicópatas no tienen esa
capacidad.
-¿Es cierto que son más inteligentes que el resto?
-Si hablan de medicina, parece que saben más que un
médico, aunque el interlocutor sepa que no saben nada. Si van detrás de
un político y le hacen una foto, ya dicen que son amigos. Parecen
inteligentes, pero en realidad no son especialmente brillantes. Algunos
sí, claro. Y cuando son inteligentes son más peligrosos.
-¿Están mezclados con nosotros, en el mundo real?
-Por supuesto. Y la mayoría de los psicópatas no son
asesinos. Están en la política o en los negocios. Y si cometen un
asesinato es, a lo mejor, porque te has puesto en su camino o porque
sencillamente no les has caído bien. Están en todas partes. Son
personas que saben controlar a los demás pero parecen muy buenos.
Tienen carisma y son líderes. Carisma sin conciencia.
-¿Qué proporción de psicópatas hay entre la población?
-Cerca del 1%, según una estimación que hice hace diez
años. Pero nuevos estudios demuestran que depende mucho de cómo se mida
y de los criterios que se usen.
-Usted creó los test de psicopatía más utilizados…
-Sí. En dos versiones. La primera (PCLR) consta de
veinte criterios y la segunda (PCL) mide doce. Es esta segunda
herramienta, más sencilla, la que se más se utiliza. Los resultados se
colocan en un diagrama con dos ejes. Uno de puntuación, entre 0 y 24, y
otro de población. La mayoría de las personas tienen puntuaciones muy
bajas, pero a partir de 18 puntos son psicópatas. Y, efectivamente,
existe cerca de un 1% de la población con más de 18 puntos.
-¿Se puede ser amigo de un psicópata?
-Sí, pero no mucho. Hay personas a quienes les encantan
los psicópatas. Porque son divertidos. Te van a engañar y a chupar la
esencia, pero resultan atractivos, aún a costa de ese precio tan alto.
Al final, cuando ya no les sirves, te dejan. Los psicópatas son
esponjas emocionales y absorben todo lo que tengamos. Pero si exprimes
una esponja, suelta todo lo que cogió. Ellos no. Si los aprietas, sólo
saldrá polvo.
-¿Cómo influye ese 1% de psicópatas en el resto de la sociedad?
-Ese 1% puede tener impacto sobre millones de personas.
Fíjese, por ejemplo, en los grandes escándalos financieros, con
pérdidas para miles de personas. Detrás hay una mente psicópata. En los
grandes negocios la psicopatía no es una excepción. ¿Qué tipo de
persona cree usted que es capaz de robar a miles de inversores, de
arruinarles aunque después se suiciden? Dirán que lo sienten, pero
nunca devolverán el dinero. Es incluso peor que lo que hacen muchos
asesinos.
-¿Y los políticos?
-La política y el póker son dos ocupaciones cuyas reglas
obligan a mentir y engañar. Si los políticos fueran sinceros no serían
elegidos. Muchos son mentirosos a secas. No tienen forzosamente que ser
psicópatas. Pero la política es un medio fantástico para que se
desarrollen, el mejor ambiente, el ideal. Igual que los negocios, que
cambian con mucha rapidez. Ahí los psicópatas se desenvuelven como pez
en el agua.
-¿Quiere decir que en círculos políticos y financieros hay más psicópatas que entre la población normal?
-Por supuesto que sí. Docenas de políticos de alto nivel
deberían claramente estar en la cárcel. Son psicópatas, pero no puedo
decir nombres. Tengo impresiones, y muchas. Pero debería aplicarles mi
test. Me gustaría estudiar a algunos más a fondo. Y eso complicaría
mucho la vida de los políticos honrados.
-¿Cómo puede la sociedad defenderse?
-Es prácticamente imposible para la sociedad defenderse
de eso. Porque son ellos los que, además, hacen las reglas, dictan los
principios y gastan millones para explicar al mundo que lo que hacen es
fantástico. No sé lo que podríamos hacer. Para esto las elecciones no
sirven. La gran mayoría de las personas no funcionarían bien en estos
puestos. Lo dejarían, no servirían. No quiero decir que todo el mundo
en esas posiciones sea psicópata, pero sí digo que el porcentaje entre
ellos es muy superior al 1% general. Y que con diez ejecutivos, o
políticos psicópatas entre mil, ya sería suficiente. Un pequeño
ejército de soldados puede ocupar un país entero.
-¿Qué hacer entonces?
-Lo mejor y lo único que se puede hacer es intentar
comprender. Y la sociedad no lo entiende porque la psicopatía es
diferente. No hay patrones, como pasa, por ejemplo, con la
esquizofrenia. Pasan años antes de identificar a un psicópata.
-¿Se puede curar?
-No. No tenemos procedimiento alguno para curar porque
no hay nada que curar. Es un comportamiento con anomalías neurológicas.
Pero no hay pacientes que pidan ayuda, que sufran. El problema lo
tienen los demás. Ellos están perfectos, y se sienten perfectos. Nunca
podrán sentir empatía, ponerse en el lugar de otra persona, tener
sentimientos hacia alguien. Ni siquiera por los seres más próximos,
padres, hermanos, pareja, hijos… Los psicópatas no tienen emociones,
y no es posible enseñárselas.
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